El museo expone la colección particular del
Arquitecto Alejandro Artucio Urioste y se encuentra
integrado fundamentalmente por azulejos
colectados en Uruguay y Argentina,con el agregado
de diferentes piezas traídas por el coleccionista del
exterior. Se exhiben alrededor de 2.000 azulejos y
se complementa con más de 50 paneles
explicativos y un sinnúmero de fotografías de su
aplicación en la arquitectura desde fines del siglo
XVIII, hasta fines del siglo XIX.
Los primeros azulejos empleados en la
ornamentación de las construcciones en nuestro
país, fueron exclusivamente de origen catalán,
viéndose incrementados más tarde por los envíos
provenientes del norte de Francia, en particular de
la villa de Desvres en Pas de Calais.
Hay que mencionar también azulejos de producción
uruguaya provenientes de un horno ubicado en la
villa de San Fernando de Maldonado, de los cuales
se hallaron algunos ejemplares colocados en
antepechos de viviendas en dicha ciudad.
Los azulejos de producción industrial Art Nouveau
surgieron masivamente a fines del siglo XIX.
Completan este museo un grupo de azulejos Delft
de posible procedencia francesa.
Se presentan en el museo cuatro vitrinas con
azulejos portugueses datando algunas piezas del
siglo XVII hasta principios del siglo XX. Casi todos
fueron traídos de Lisboa, constituyendo lo que se
llama en Portugal azulejos de fachada,
precisamente por su utilización en el recubrimiento
de cientos de fachadas que se pueden admirar en
dicha ciudad.
A título anegdótico: en las playas del balneario Solís
y del Faro de José Ignacio, hubo sendos naufragios
a fines del siglo pasado, y aún a la fecha de hoy,
transcurrido más de un siglo, las aguas durante
cada tempestad arrojan a la costa azulejos o trozos
de ellos.
El Arboretum Lussich , en Maldonado, Uruguay,
también presenta una importante colección de
azulejos franceses